domingo, 26 de agosto de 2012

Columna IX

Es cosa de dos y a veces se nos olvida.

Ahí la tienes, me ha mirado tres veces y dos porque me he colado en su campo de visión. Pienso que soy un puñetero idiota, me enamoro de la primera chica que me muestra una mínima atención y eso me fastidia pero no puedo evitarlo. Y ¿sabes qué es lo peor? Dejo que mi mente actúe insensata, imaginándome feliz junto a ella, besándola, abrazándola para siempre. Así no se puede jugar, es sucio y muy peligroso, porque olvidas que el amor es cosa de dos.  Olvidas, entre pensamientos empalagosos, que para que exista una pizca de amor tiene que haber una conexión sentimental estable. Estás perdido en ese mundo de fantasía entre su pelo, sus piernas y cámaras lentas que obvias lo más importante: si no le gustas lo suficiente para levantar una pequeña mariposa todo eso es solo un sueño imposible.

Supongo que es la eterna sentencia del ser humano, no es capaz de ver más allá de su imaginación y a veces la confunde con la dura y jodida realidad. Las cambia porque es más fácil vivir allí, sin preocupaciones, sin negativas y junto a quien queramos. Pero, pequeños embusteros, no hay luz al final de la imaginación, sigue siendo un fangoso pantano lleno de penas y oscuridad, solo admitiendo la realidad y afrontándola podemos pasar de largo y ver qué cojones nos espera después.

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